Descubrí cómo fue desarrollar la primera vacuna COVID argentina de la mano de la Dra. Lorena Coria. Investigación, desafíos y emoción en tiempos de pandemia.
La pandemia por COVID-19 marcó un antes y un después en la historia de la ciencia moderna. Frente a un virus desconocido y una emergencia sanitaria global, la comunidad científica respondió con una rapidez inédita. En este contexto, Argentina logró desarrollar su primera vacuna COVID totalmente nacional. ¿Qué significó estar del otro lado, en el laboratorio, desarrollando una vacuna en tiempo récord? La Dra. Lorena Coria, bióloga, investigadora de CONICET y UNSAM, comparte su experiencia.
“Fue un camino sinuoso, no fue todo fácil”, recuerda la Dra. Lorena Coria. Sin embargo, también destaca que “fue una experiencia muy enriquecedora y aprendimos un montón, porque fue la primera vez que pudimos ver plasmado, hecho realidad, algo que se diseñó en la mesada, en el laboratorio”.
La primera vacuna contra el COVID 100% argentina
La vacuna COVID desarrollada por el equipo de la Dra. Coria fue un hecho inédito: se diseñó, investigó y produjo completamente en Argentina. “Desde la UNSAM, el CONICET y el laboratorio de Cassará desarrollamos la primera vacuna argentina contra COVID-19. Es la primera vacuna que se hace desde cero íntegramente en Argentina”, detalla.
La pandemia aceleró procesos y abrió oportunidades. “Creo que también ayudó que estábamos en medio de la pandemia, que aceleró un poco esos tiempos y que pudimos tener la oportunidad de tener financiamiento también para hacer eso acá en Argentina”. La urgencia sanitaria permitió articular esfuerzos entre el sector público y privado, algo poco frecuente en contextos normales.
La emoción de cada hito: cuando el laboratorio cobra vida
El camino de la vacuna COVID estuvo lleno de momentos inolvidables. Para la Dra. Coria, hay tres hitos fundamentales. El primero: “el día que tuvimos los primeros resultados de los primeros experimentos y ver que la vacuna funcionaba. Si bien en ese momento era a nivel preclínico, fue muy gratificante y un hito que nos marcó bastante”.
El segundo fue aún más emotivo: “el día que se vacunó la primer persona en el ensayo clínico fue algo bastante emotivo para nosotros, porque era la primera vez que un producto que diseñábamos nosotros lo estaba recibiendo una persona. Ya sabíamos que la vacuna tenía altas chances de funcionar y de ser segura”. Y el cierre perfecto fue “el día que se aprobó por la ANMAT la vacuna para que sea usada como refuerzo. Ese día como que cerró el ciclo que habíamos iniciado en medio de la pandemia”.
¿Cómo se investiga en medio de una pandemia?
Investigar en pandemia impone desafíos únicos. A diferencia de tiempos normales, donde cada fase del desarrollo clínico puede tomar años, la urgencia llevó a una optimización sin precedentes. “Nosotros ya sabíamos que que la vacuna tenía altas chances de funcionar y de estar segura, algo que después se comprobó en el ensayo clínico”, señala la Dra. Coria. Sin embargo, también aclara que se respetaron todos los pasos esenciales: “fue todo muy controlado. Siempre la seguridad fue lo principal”.
La diferencia estuvo en la agilidad para reunir recursos, realizar pruebas preclínicas y clínicas en paralelo, y contar con apoyo institucional. Pero en ningún momento se sacrificaron los estándares científicos o éticos.
Ensayos clínicos: el corazón del desarrollo de vacunas
“Los ensayos clínicos son fundamentales para poder confirmar de una manera científica que una vacuna o un tratamiento son seguros y eficaces”, afirma la Dra. Coria. Cada nuevo producto debe superar distintas fases: primero se prueba la seguridad en un grupo reducido, luego se amplía la muestra para confirmar eficacia y efectos adversos.
Diseñar un ensayo clínico no es tarea sencilla. Requiere establecer objetivos claros, determinar el número adecuado de voluntarios y contar con la aprobación de un comité de ética. “El diseño de ensayos se hace por un grupo de gente experta, investigadores, médicos, estadísticos… es un equipo multidisciplinario”, explica.
Ciencia y compromiso: la importancia de participar
Más allá de la investigación, existe una deuda pendiente con la divulgación. “Mucha gente desconoce que puede participar en ensayos clínicos o que hay un ensayo clínico que se está realizando y que es pertinente para una enfermedad que esa persona está teniendo”, advierte Coria. Cree que hay “un nicho importante para mejorar la comunicación y que más gente se acerque a participar”.
A quienes dudan sobre entrar o no en un ensayo clínico, la Dra. Coria les habla directo: “Que se informen bien, que hagan todas las preguntas que se les ocurran. Que sepan que el bienestar del paciente es una de las prioridades siempre. Que entrar a un ensayo clínico es beneficioso no solo para esa persona, sino que también podría estar ayudando a otras personas”. Y concluye: “Están haciendo un gran acto de amor con ustedes y con el prójimo”.