La Dra. Rotblat nos cuenta cuáles son los últimos avances en el tratamiento de la esquizofrenia y la bipolaridad en adolescentes.
La salud mental de los adolescentes ha cobrado especial relevancia en los últimos años, particularmente en relación a diagnósticos complejos como la esquizofrenia y la bipolaridad. El abordaje terapéutico de estas patologías requiere una mirada integral que contemple tanto lo psicológico como lo médico.
En este contexto, la Dra. Rotblat , especialista en psiquiatría infantojuvenil, advierte sobre los desafíos clínicos actuales y celebra los avances en investigación que están surgiendo. “El tratamiento de estas patologías requiere un abordaje interdisciplinario por profesionales altamente capacitados, en las cuales el abordaje psicofarmacológico es un ladrillo en la estructura terapéutica para el paciente”, asegura.
Avances farmacológicos para la esquizofrenia y bipolaridad
El uso de antipsicóticos atípicos o de segunda generación ha sido un paso adelante en la tolerancia y seguridad del tratamiento farmacológico en jóvenes con esquizofrenia o trastorno bipolar. “Actualmente contamos con psicofármacos del grupo de antipsicóticos atípicos que tienen un buen perfil de bioseguridad, mejor tolerancia y menor incidencia de efectos adversos”, explicó la Dra. Rotblat.
Sin embargo, estos avances no están exentos de preocupaciones. La especialista destaca un efecto secundario particularmente relevante: los trastornos metabólicos. “Una de las mayores preocupaciones que tenemos es el efecto metabólico que presentan este tipo de fármacos, que es mayor en la población juvenil que en la población adulta”, advierte, mencionando riesgos como el aumento de peso, la diabetes tipo 2 y alteraciones cardiovasculares.
Un ensayo clínico para cambiar el paradigma
Frente a estos desafíos, se está desarrollando un ensayo clínico internacional, multicéntrico y a doble ciego que busca reducir los efectos metabólicos de los tratamientos en adolescentes con esquizofrenia o bipolaridad. El estudio compara la eficacia de la combinación olanzapina/samidorfán con olanzapina sola.
“El estudio busca evaluar la efectividad del abordaje con olanzapina/samidorfán versus olanzapina en la disminución de los efectos metabólicos en pacientes entre los 13 y los 17 años”, precisó la Dra. Rotblat. La investigación tiene una duración total de 52 semanas e incluye seguimiento quincenal durante las primeras 12, con controles estrictos de peso y estudios de laboratorio.
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Una de las principales garantías de este estudio es la protección y el acompañamiento continuo de cada participante. “Los pacientes que ingresan al estudio tienen un seguimiento interdisciplinario de manera personalizada, tienen accesibilidad amplia para con los profesionales del estudio”, señala Rotblat .
Además, se asegura la continuidad del tratamiento más allá del ensayo: “Los pacientes que se retiren del estudio por algún motivo o tengan algún evento que requiera otro tipo de abordaje tendrán garantizados los cuidados pertinentes”, explica la médica, destacando también la importancia de las derivaciones para quienes no cuenten con cobertura médica.
Transparencia y acceso
A diferencia de otros estudios, todos los adolescentes que participan en este ensayo clínico reciben tratamiento activo. “Si bien este es un ensayo a doble ciego, todos los participantes reciben el principio activo de la droga”, detalla la Dra. Rotblat. El grupo control recibe olanzapina, mientras que el grupo experimental recibe olanzapina combinada con samidorfán, una molécula diseñada para mitigar los efectos metabólicos adversos.
“Es importante transmitir que todos los pacientes que ingresan al estudio son porque cumplen con los criterios de inclusión y que se beneficiarán de recibir un tratamiento con olanzapina”, subraya la doctora, reforzando el compromiso ético del estudio.
Un paso hacia el futuro del tratamiento en salud mental adolescente
La investigación científica avanza hacia tratamientos más seguros, personalizados y accesibles para jóvenes con esquizofrenia y bipolaridad. Este ensayo clínico no solo busca mejorar la eficacia del tratamiento, sino también minimizar los riesgos a largo plazo, como la obesidad y la diabetes, que tanto preocupan a los clínicos.
Iniciativas como esta reflejan una tendencia positiva en la psiquiatría infantil y juvenil: la búsqueda constante de opciones terapéuticas más humanas, sostenibles y centradas en el bienestar del paciente. Y como lo afirma la Dra. Rotblat, cada avance cuenta para construir un futuro más saludable para los adolescentes que viven con estos diagnósticos.
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