La OMS clasifica a la hepatitis D como cancerígena. Esta enfermedad hepática aumenta hasta seis veces el riesgo de cáncer hepático.
La hepatitis C no es la única forma de hepatitis viral con riesgos graves: la OMS acaba de clasificar a la hepatitis D como cancerígena para los seres humanos. Esta decisión se basa en evidencia reciente que muestra que puede aumentar hasta seis veces el riesgo de cáncer hepático, especialmente en personas que también tienen hepatitis B. El anuncio fue hecho por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud.
Esta reclasificación es un llamado de atención. Según la OMS, cada 30 segundos muere una persona en el mundo por enfermedades graves del hígado vinculadas a las hepatitis, muchas de ellas evitables. La hepatitis C, B y D son responsables de la mayoría de estos casos, y sin embargo, millones de personas aún desconocen que están infectadas.
¿Qué es la hepatitis D y por qué preocupa tanto?
La hepatitis D es un virus que solo puede infectar a personas que ya tienen hepatitis B. Esta combinación de infecciones empeora significativamente el pronóstico: el riesgo de cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer aumenta considerablemente. La OMS indicó que el cáncer hepático es una de las principales causas de muerte entre personas con hepatitis crónica.
A diferencia de otras formas, la hepatitis D es más difícil de diagnosticar y tratar. Sin embargo, existen nuevos tratamientos en desarrollo y guías clínicas que podrían mejorar el acceso al diagnóstico. Según la OMS, es crucial actuar rápido para ampliar estos servicios y reducir el daño a largo plazo.
¿Cómo se relaciona con la hepatitis C?
La hepatitis C también puede causar daño hepático grave y es una de las principales causas de cáncer de hígado en el mundo. La buena noticia es que tiene tratamiento curativo en la mayoría de los casos: existen medicamentos orales que eliminan el virus en solo dos o tres meses. Sin embargo, el acceso a estos tratamientos todavía no es equitativo a nivel global.
La hepatitis D, en cambio, no tiene aún una cura establecida. Aunque se están desarrollando nuevas terapias, su eficacia es limitada si no se diagnostica a tiempo. Por eso, la OMS insiste en integrar las pruebas para hepatitis B, C y D en los sistemas de salud primarios, y no esperar a que la enfermedad avance.
Un llamado global a la acción
El nuevo informe de la OMS destaca que las hepatitis virales matan a más de 1,3 millones de personas al año, y que los tipos B, C y D afectan a más de 300 millones. Pese a esto, en muchos países, los servicios de diagnóstico y tratamiento son limitados o inexistentes. La organización urge a los gobiernos a integrar las estrategias de vacunación, pruebas y tratamiento en sus sistemas nacionales.
Según el Dr. Tedros Ghebreyesus, director de la OMS, “tenemos los medios para frenar esta enfermedad, pero se necesita acción urgente”. La prevención es posible, y gran parte del problema radica en que la mayoría de las personas infectadas no lo saben.
Qué avances se lograron y qué falta
En los últimos años hubo progresos: más países adoptaron planes nacionales contra las hepatitis. En 2025, 123 países reportaron tener planes de acción, frente a los 59 que había en 2021. Además, 147 países ya aplican la vacuna contra la hepatitis B desde el nacimiento, una estrategia clave para reducir el riesgo de infecciones futuras.
Pero todavía hay muchas barreras. Solo el 13 % de las personas con hepatitis B y el 36 % de las que tienen hepatitis C han sido diagnosticadas. Y los tratamientos alcanzan apenas al 3 % y 20 % de los casos respectivamente, lejos del objetivo de llegar al 50 % en 2025. Sin detección ni tratamiento, la enfermedad sigue avanzando en silencio.
Lo que se necesita para frenar el cáncer hepático
El desafío para los próximos años será ampliar la prevención, las pruebas y el tratamiento. La OMS estima que si se alcanzan las metas para 2030, se podrían salvar casi 3 millones de vidas y evitar 9,8 millones de nuevas infecciones. Para lograrlo, se necesita inversión nacional, bajar los costos de los medicamentos, mejorar los datos y combatir el estigma.
En este contexto, la hepatitis C sigue siendo central, no solo porque es curable, sino porque los aprendizajes de su tratamiento pueden aplicarse a otros tipos. La eliminación de las hepatitis virales es posible, pero depende del compromiso político, el financiamiento sostenido y un enfoque centrado en las personas.
Fuentes:
- Organización Mundial de la Salud (OMS)
- Informe mundial sobre las hepatitis 2024 – OMS
- Declaraciones del Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus y Dra. Meg Doherty – OMS