¿Por qué las mujeres padecen más enfermedades autoinmunes?

Publicado hace 1 mes por Un ensayo para mí

Descubre cómo el propio cuerpo de la mujer puede ser protagonista en las enfermedades autoinmunes y cómo las afectan los síntomas invisibles.

Del 8% de la población mundial que padece alguna enfermedad autoinmune, el 78% son mujeres. Esta cifra representa la relevancia que existe entre cómo las mujeres y los hombres tienen incluso una forma muy distinta de padecer algunas enfermedades.

A la hora del infarto, por ejemplo, los cardiólogos aprendieron que ellas no suelen sufrir los fuertes dolores de pecho que se extienden al brazo izquierdo, como los hombres.

A diferencia, las mujeres que tienen un infarto pueden sentir una profunda fatiga, dolor de mandíbula o de espalda. Muchas de las 80 enfermedades autoinmunes, también muestran un patrón diferenciado según los sexos. El Lupus, por ejemplo, es una enfermedad que se presenta en 9 mujeres por cada hombre.

Aunque la mayoría de las enfermedades autoinmunes -artritis reumatoidea, tiroiditis de Hashimoto, psoriasis, esclerodermia, Crohn, miastenia gravis, esclerosis múltiple- afectan más a las mujeres que a los hombres, la colitis ulcerosa tiene una prevalencia similar en ambos sexos. En general, las mujeres padecen más enfermedades autoinmunes que los hombres. Pero cuando los varones las sufren, suelen ser más graves y terminan más frecuentemente en una muerte temprana.

Por qué las mujeres padecen más enfermedades autoinmunes

A partir de los datos, existen preguntas hacia la ciencia sobre el por qué el sistema inmunológico de las mujeres ataca a sus propias células y tejidos como si fueran un agente patógeno externo. Esta pregunta aún es algo difícil de entender, e incluso no del todo dilucidado.

Después de todo, cada mujer embarazada lleva durante meses en su interior un cuerpo parcialmente ajeno a sí misma y lo toleran sin problemas.

Sin embargo, ¿Por qué, entonces, algunas mujeres pierden esa tolerancia con su propia piel, la tiroides, el riñón, el cerebro o los vasos sanguíneos y los atacan con todo su arsenal defensivo? 

Esa es la pregunta que ha conducido a los inmunólogos y reumatólogos a estudiar los mecanismos que llevan a la fabricación de autoanticuerpos y a la liberación descontrolada de proteínas defensivas inflamatorias (citoquinas) en las personas que padecen enfermedades autoinmunes.

Si bien todavía hay cuestiones envueltas en el misterio, se han producido muchos avances en los últimos tiempos.

Lo que descubrieron los científicos

Por lo pronto, los científicos descubrieron anomalías en ciertos genes, en uno de los cromosomas X que portan las mujeres, y en las señales que envían los linfocitos y otras células defensivas del organismo.

Además, determinaron que ciertos estímulos ambientales -como la exposición a agentes infecciosos, el exceso de sol y el tabaco- son disparadores de algunas enfermedades autoinmunes.

Pero son las hormonas sexuales -principalmente el estrógeno, pero a veces también la progesterona- las que parecen incidir más fuertemente en la manifestación de ciertas enfermedades autoinmunes en las mujeres.

El Lupus, el Síndrome del Intestino Irritable y la Esclerosis Sistémica (esclerodermia) suelen eclosionar en la pubertad, cuando las hormonas sexuales femeninas se activan. Por el contrario, en la artritis reumatoidea las hormonas sexuales resultan protectoras hasta que se anuncia la menopausia.

El estrógeno: ¿enemigo o protector en el sistema inmunológico de las mujeres?

La relación entre las hormonas sexuales femeninas y el sistema inmunológico es compleja y variable. Algunas células defensivas, como los linfocitos B y T, tienen receptores para hormonas sexuales. Así, ante una infección por un virus o una bacteria, el estrógeno puede disparar reacciones defensivas poderosas en las mujeres, generando gran cantidad de anticuerpos y proliferación de linfocitos. 

El problema es que, al resolverse esa infección, el sistema inmunológico de algunas mujeres continúa reaccionado desproporcionadamente, ahora contra las células y tejidos de su propio organismo, dando lugar a una enfermedad autoinmune.

Se podría decir que el sistema inmunológico de estas mujeres se torna intolerante contra ella misma debido a la estimulación excesiva del estrógeno, o a la falta de estrógeno y el exceso de progesterona. 

De ahí que muchas mujeres con enfermedades autoinmunes sufran brotes activos durante el embarazo. Algunos médicos, incluso, recomiendan a mujeres con trastornos severos de la inmunidad evitar durante un tiempo la maternidad biológica, o apurarla antes de que una enfermedad autoinmune progrese.

En cambio, en otras mujeres con patologías autoinmunes, como la esclerosis múltiple, el embarazo puede mejorar los síntomas y hasta provocar una remisión de la enfermedad.

El estrógeno, en este sentido, puede empeorar o mejorar los síntomas de una mujer con una enfermedad autoinmune. 

Síntomas invisibles de las enfermedades autoinmunes

Las enfermedades autoinmunes suelen tardar años en ser diagnosticadas con precisión. Esto se debe, en parte, a que tienen síntomas muy variables entre las personas y a que algunas patologías autoinmunes se solapan entre sí.

Sin embargo, los pacientes suelen acusar otro problema: muchos de sus padecimientos son invisibles, como el cansancio, o se manifiestan en brotes que pueden remitir y volver a presentarse años después. Por eso, al principio, no les creen. Y, menos, si son mujeres, a las que diagnostican con enfermedades mentales o psicosomáticas en lugar de investigar si son, en verdad, trastornos autoinmunes.

Entre los síntomas que permanecen ocultos durante las etapas iniciales de muchas enfermedades autoinmunes, pero influyen decisivamente en la calidad de vida de las pacientes, figuran: 

  • Fatiga severa, sensación de estar exhausta, debilidad en las piernas
  • Problemas de sueño (insomnio, pocas horas de sueño, dificultad para quedarse dormida, somnolencia diurna)
  • Cambios repentinos en el ánimo
  • Dolores crónicos en articulaciones
  • Hinchazón abdominal y en los tobillos
  • Náuseas, mareos
  • Alteración de la memoria y otras funciones cognitivas (atención, orientación, etc)
  • Cambios en la sexualidad (falta de deseo, sentimientos de vergüenza, dolor en el coito)
  • Stress

Todos estos síntomas pueden indicar un trastorno autoinmune y dificultar la capacidad de estudiar y trabajar.

Es importante que los médicos reconozcan estos padecimientos y actúen para obtener rápidamente un diagnóstico, de modo de comenzar un tratamiento multidisciplinario que evite los daños ulteriores de las enfermedades autoinmunes en las mujeres.

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