Cómo la aceptación de un diagnóstico mejora la adherencia al tratamiento y la calidad de vida.
Aceptar un diagnóstico no es fácil. No es inmediato. Y no es automático. Pero, como explica la licenciada Jennifer Selles, “es el primer paso para mejorar la calidad de vida y comprometerse con el tratamiento”.
Cuando alguien atraviesa un evento cardiovascular, no solo se enfrenta a una situación médica: también comienza un proceso emocional que puede implicar tristeza, enojo, miedo o negación. Para muchas personas, recibir un diagnóstico marca un antes y un después. Lo que sigue, muchas veces, es un duelo. No por una pérdida concreta, sino por una vida que cambia de rumbo.
¿Por qué es tan importante aceptar un diagnóstico?
La aceptación es clave para que haya adherencia. Y la adherencia —es decir, cumplir de manera constante con el tratamiento indicado— es fundamental para controlar la enfermedad. Pero aceptar no significa resignarse. No es decir “no hay nada que hacer”. Al contrario, es comprometerse con lo que sí se puede hacer.
“Aceptar es asumir una actitud activa”, dice Selles. Significa redirigir el foco hacia lo que todavía da sentido: compartir momentos con seres queridos, continuar con proyectos personales, buscar bienestar incluso con nuevas limitaciones. Es, en definitiva, preguntarse: ¿cómo puedo tener una vida significativa, incluso con esto en mi espalda?
Las etapas del duelo
Negación, enojo, negociación, depresión y aceptación. Estas etapas pueden aparecer en distinto orden, ir y venir, o incluso superponerse. No todos los pacientes las atraviesan igual, pero entender que forman parte del proceso puede ayudar a transitarlo con menos culpa o confusión.
- Negación: “Esto no puede estar pasándome”.
- Enojo: “¿Por qué a mí? ¿Por qué no lo vieron antes?”
- Negociación: “Voy a cambiar de médico, voy a probar esta alternativa, pero necesito entender más”.
- Depresión: “No puedo hacer lo que hacía antes, entonces ¿para qué intentarlo?”
- Aceptación: “Esto va a seguir conmigo. No lo elegí, pero sí elijo qué hago con esto”.
Herramientas para transitar la aceptación
Aceptar lleva tiempo. Pero hay cosas concretas que pueden ayudar a avanzar en ese camino:
- Acceder a información confiable sobre la enfermedad y el tratamiento.
- Construir una relación de confianza con el equipo médico.
- Mantener una rutina estable, con hábitos que sostengan el día a día.
- Ser un paciente activo: preguntar, informarse, colaborar.
- Reconocer y dar lugar a las emociones, entendiendo que la incomodidad también es parte del proceso.
- Pedir apoyo: a la familia, amistades o comunidades de pacientes.
- Seguir proyectando, aunque haya que adaptar objetivos.
- Hacer cosas incluso con miedo o inseguridad.
Una práctica útil puede ser escribir las respuestas a preguntas como:
- ¿Estoy actuando para evitar el malestar o para acercarme a lo que valoro?
- ¿Qué sigue siendo importante en mi vida, más allá del diagnóstico?
- ¿Qué cosas dependen de mí?
No se trata de controlar todo, sino de elegir cómo actuar
No todo lo que genera malestar puede cambiarse. Pero sí podemos distinguir entre lo que está en nuestras manos y lo que no. Hacer esa lista, y tomar decisiones conscientes sobre qué actitud adoptar frente a cada cosa, puede ser una forma de recuperar el equilibrio.
Aceptar el diagnóstico no es el final del camino. Es el punto de partida para construir una nueva forma de vivir. Con otras rutinas, con nuevos límites, pero también con nuevos propósitos.